sábado, 25 de junio de 2011

Elise

Elise se tumbó en la cama, sollozando, no lloraba agua, lloraba puro dolor, era marioneta sin marionetista, cuerpo sin alma, sencillamente un cuerpo, quizás demasiado bueno para lo que le podría gustar, un cuerpo...
Recordó momentos, risas, lágrimas de felicidad, sencillamente había sido perfecto, o a ella se lo había parecido, no había nada de perfección ahora, todo era dolor...
Se pregunto que iba a hacer, que podía hacer, nada, nada absolutamente al alcance de su mano, simplemente rendirse, no había otra opción, o sufría luchando o sufría rindiéndose, y ella se canso de luchar.
Y ahora que quedaba de ella, restos de amor defraudado, restos de sueños e ilusiones, restos de la vida que podía haber vivido, pobre ilusa, confió en que el destino estaría a su favor, olvidando que el destino era su peor enemigo.
Se miró al espejo, unos ojos tristes le devolvieron la mirada, simplemente, no había nada en ellos, oscura, profunda tristeza, ni rastro de alegría, ni de ilusión, tansolo oscuridad.


Elise se miro al espejo y simplemente vio lo que veían los demás, un cuerpo sin alma.

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